El ya tradicional entrenamiento a puertas abiertas del Real Betis Balompié entre Navidad y Reyes Magos volvió a dejar estampas entrañables donde alrededor de 12.000 aficionados verdiblancos pudieron disfrutar de cerca de Manuel Pellegrini y sus jugadores. 12.000 personas arropan al Real Betis en un entrenamiento especial
En un mundo del fútbol cada día más condicionado por el negocio y donde al aficionado le cuesta estar cerca de su equipo, el día que se fija el entrenamiento con libre acceso para los béticos y béticas siempre supone un alivio y esboza estampas de la verdadera emoción que genera el balompié.
Las colas alrededor del Estadio Benito Villamarín prácticamente rodeaban la totalidad del coliseo blanco una hora antes de la hora establecida para que arrancara la sesión. El dispositivo de seguridad verdiblanco funcionó a la perfección y se pudo ir accediendo paulatinamente con suficiente margen para que nadie se perdiera nada. Incluso los más rezagados pudieron ir accediendo una vez el evento se había iniciado.
Como siempre, la emoción, ilusión y nervios de los más pequeños por ver de cerca a sus ídolos es lo que marca la idiosincrasia de estas fechas. Muchas pancartas y ovación atronadora cuando el grupo liderado por Manuel Pellegrini pisó el césped acompañado de un público que le puso la banda sonora del himno verdiblanco. Jugadores y cuerpo técnico, como no podía ser de otra manera, agradecían y aplaudían a los que allí se habían dado cita, incluso algunos de los más nuevos en La Palmera reflejaban cierta sorpresa en el rostro por ver la cantidad de aficionados que allí se habían congregado.
Isco Alarcón y Gio Lo Celso fueron los que más cariño recibieron, aunque todos los miembros verdiblancos recibieron su dosis de ánimo y admiración. Tras unos ejercicios de calentamiento, El Ingeniero puso a los suyos a ensayar disparos a puerta, para posteriormente desarrollar un mini partido a campo reducido que dejó goles y detalles de calidad con el que el respetable disfrutó de lo lindo.
Después de algo más de una hora de trabajo, llegó el momento lo más esperado. El de los regalos. Los futbolistas se repartieron por las diferentes partes del estadio donde se ubicaban aficionados para lanzar mochilas y balones. Los más pequeños disfrutaban viendo como sus ídolos, además de repartir presentes, se pararon a firmar durante un buen rato a todos aquellos que se lo pidieron.
A pesar de que alguno intentó saltar el cordón de seguridad y acceder directamente a los jugadores y Pellegrini, el dispositivo de seguridad funcionó perfectamente y todos el que quiso pudo disfrutar de un día especial en verdiblanco.
