La plataforma contraria a la inmatriculación de bienes acometida a su favor por la Iglesia Católica entre 1998 y 2015 y la asociación Sevilla Laica han celebrado este jueves una nueva concentración y recogida de firmas ante el Patio de los Naranjos de la Catedral hispalense, en demanda de que dicho enclave recupere su función de espacio de pleno acceso público, tras haber sido «privatizado de facto» como «parte de la visita de pago» al templo, declarado Patrimonio Mundial en 1987.
El cuadro de tarifas de la Catedral, eso sí, especifica que la visita al recinto es gratuita para «naturales o residentes en la Archidiócesis de Sevilla, menores de hasta 13 años acompañados por un adulto, discapacitados a partir del 65 por ciento y un acompañante en caso de necesitarlo y desempleados nacionales»; pero siempre «acreditándolo mediante documento oficial» en el correspondiente control de acceso del monumento.
Según el colectivo, «desde su construcción como patio de abluciones de la mezquita aljama de la Sevilla almohade en el siglo XII, hasta su transformación en claustro de la Catedral cristiana un siglo más tarde, el Patio de los Naranjos siempre ha tenido sus puertas abiertas a lo largo del día hasta el anochecer, estableciéndose un flujo constante de comunicación de todo tipo entre la ciudad y el espacio del patio».
Como recuerdan los activistas, fue en 1992, año de la exposición universal celebrada en Sevilla, cuando este espacio fue «privatizado de facto», pues «se cerró el acceso gratuito al Patio de los Naranjos, manteniéndose desde entonces como parte de la visita de pago al conjunto catedralicio y desvirtuando su disfrute y uso secular, al convertir sus puertas en acceso exclusivo de grupos turísticos y salida de los mismos», aunque pesando la gratuidad de acceso en los casos ya descritos, previa acreditación a la entrada.
Es más, como consecuencia de ello, según el colectivo, el Patio de los Naranjos ha sido «relegado» a una «posición subordinada en el conjunto de la Catedral», pues «actúa como acceso para los grupos de visitantes con reserva previa, a través de un puesto de control instalado en el acceso de la nave del Lagarto», donde «se ofrece a los turistas un puesto de compra de recuerdos».
«Esta acción privatizadora se enmarca a su vez en lo que recientemente ha ocurrido con miles de espacios en todo el Estado, al amparo de una normativa lesiva para el patrimonio público, cuando se ha procedido a la inmatriculación de este espacio, junto con la Giralda, como ‘dependencias anexas’ de la Catedral», avisan los activistas.
Esta situación, según los mismos, «no sólo le resta» al Patio de los Naranjos «la personalidad que tuvo durante siglos, sino que priva a la ciudadanía del libre acceso al que tiene derecho» al estar el Patio de los Naranjos abarcado por la figura de bien de interés cultural (BIC) de la que goza el conjunto de la Catedral hispalense.