El profesor del Departamento de Biología Molecular e Ingeniería Bioquímica de la Universidad Pablo de Olavide, Antonio Rosal, ha afirmado que según los datos disponibles, actualmente, «se generan en torno a 20 mil millones de toneladas de residuos sólidos al año en el mundo», y según estimaciones de la ONU, «en 2025 esta cifra se quintuplicará si se sigue la misma tendencia actual».
Así lo ha manifestado el profesor en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la celebración de la tercera edición del curso ‘El compostaje y vermicompostaje como tecnologías para el aprovechamiento de los recursos contenidos en los residuos urbanos’, que dirige.
Sobre el curso ha destacado que «la novedad fundamental que diferencia esta edición respecto a las anteriores radica en la profundidad con la que se abordan aquellos aspectos relacionados con la gestión descentralizada de los residuos orgánicos a nivel comunitario y domiciliario».
Rosal ha sostenido que «el compostaje es un proceso bioxidativo, aerobio y termófilo, llevado a cabo por la actividad microbiológica presente en el residuo biodegradable y que, en condiciones óptimas de humedad y con una concentración adecuada de oxígeno, permite la obtención de un producto llamado compost» que, según el profesor, «este material final puede aplicarse a suelos agrícolas y otros medios de cultivo para enriquecer su contenido en materia orgánica y en nutrientes, tales como nitrógeno, fósforo y potasio».
Respecto al vermicompostaje, el experto ha explicado que «se trata también de un proceso bioxidativo y aerobio, pero a diferencia del anterior, se realiza a temperaturas en torno a 20ºC y una humedad en torno al 80%, y que aprovecha no solo la actividad realizada por la microbiota sino también la realizada por lombrices que se incorporan al residuo a tratar», a lo que ha añadido que «el resultado final de este proceso es un producto, vermicompost, que también se utiliza para mejorar las propiedades físico-químicas de los suelos».
Por lo que, según Rosal, «se trata de dos procesos sostenibles que se encuentran en el marco de la economía circular y con los que se consigue fijar carbono y además, servir como sustituyentes de otro tipo de fertilizantes que resultan ser más caros y de mayor impacto ambiental».
En cuanto a la ingente cantidad de material residual prevista en los próximos años, según ha apuntado el profesor «queda mucho por hacer en cuanto a política medioambiental y conciencia social», por lo que «se debe apostar por una legislación eficaz que premie la prevención y obligue a replantear los sistemas de producción implantados para eliminar o minimizar de manera considerable sus residuos», y a parte, «impulsar medidas educativas orientadas a favorecer hábitos de consumo que disminuyan el impacto ambiental de los residuos generados en cada domicilio», ha apuntado.
En este último sentido, Rosal ha señalado que «apostar por productos comerciales sostenibles con el medio ambiente, evitar el despilfarro de alimentos y separar en origen y de manera eficaz los diferentes tipos de residuos como plásticos, vidrio, orgánico, papel o pilas», estos son «algunos ejemplos de las posibles actuaciones diarias que se pueden realizar a nivel individual», ha matizado.
En cuanto al papel de los gobiernos, el profesor ha subrayado que «todas las medidas deben estar en consonancia con la Directiva marco de Residuos, donde se prioriza y en este orden: prevención, reutilización, reciclaje, valorización y, por último, el vertido».
En este sentido, en cuanto a la industria, Rosal ha declarado que «la política vigente está orientada a promover que se reorienten los modelos de producción para disminuir o eliminar la cantidad de residuos que se generan y también su potencial contaminante», y además, «se obliga al productor a gestionar sus propios residuos, con la máxima de quien contamina paga» según ha afirmado.
Respecto al papel de la sociedad, Rosal ha indicado que «por supuesto, también las normativas hablan de ello y desde los entes públicos se adoptan medidas para educar e implicar a la sociedad en materia de reciclaje» y ha añadido que «los numerosos cursos de formación ambiental y la apuesta por la gestión descentralizada son algunos ejemplos de medidas para elevar la conciencia ambiental».
Asimismo, el profesor ha afirmado que a nivel mundial, «las líneas de actuación y sus resultados, comparados los datos actuales de reciclaje respecto a los de años anteriores, permiten extrapolar una visión optimista respecto a la minimización del impacto medioambiental de los residuos».
Para finalizar, ha concluido diciendo que «todavía se está muy lejos de reducir significativamente dicho impacto y mucho más de eliminarlo, como sería el caso de poder alcanzar el objetivo de cero residuos» por lo que ha finalizado añadiendo que «en España, actualmente, apenas se alcanza el 50% en cuanto a reciclaje de residuos», lo que indica según Rosal que «todavía una importante fracción de residuos tiene como destino el vertedero».