Las usamos sin darnos cuenta. Aparecen como mínimo cada diez palabras. Hay expresiones que son tan nuestras que terminan contagiándose. «Mi arma», «una hartá», «quillo», «malaje» o «jartible» son algunas de las palabras que han destacado los sevillanos en una encuesta realizada por el equipo de 101.
«Es importante que las mantengamos y que no se pierdan»
Son expresiones o términos que han ido transmitiéndose de generación en generación y que han tenido gran calado en la provincia. Tanto que la RAE ya ha aceptado algunas de ellas. Los refranes tampoco pasan desapercibidos: «La lluvia en Sevilla es una maravilla», expresa un señor.
La expresión más repetida en nuestra encuesta ha sido el «Ea». Dos simples letras pueden tener significados distintos para cada circunstancia. La Doctora en Traducción Rocío Márquez lo explica: «El éxito de esta expresión es que es una forma de expresarnos muy económica y muy rápida». «No ni ná» y el «anda que no» serían otros ejemplos de esto.
Muchos lo definen como un talento. «En Sevilla hay arte hasta para hablar», bromea una señora. Se trata de nuestra marca personal. «Una de las señas que nos define es que somos muy ocurrentes, muy originales», explica Márquez. Los profesionales de la lengua aseguran que algo tan especial como es el habla sevillano debe seguir cruzando generaciones. Es un sello de nuestra tierra tan natural que nos hace aún más especiales. «Creo que es importante que las mantengamos y que no se pierdan. Sobre todo que las entendamos», cuenta Rocío.
Entender sus orígenes es comprender parte de nuestra cultura. Lo que está claro es que el habla sevillano no pasa desapercibido. Resulta un reflejo del carácter que predomina en la ciudad: «Por muchas penas que tengamos, no se notan», exclama una señora. El carisma y la alegría se manifiestan en expresiones peculiares que derrochan arte «por los cuatro costados».
