El último partido del curso futbolístico en 2024 fue el reflejo del problema más acuciante para el Real Betis en lo que va de temporada, la generación de fútbol y ocasiones no se materializa en goles, que son los que realmente te llevan a sumar puntos de cara a los objetivos. El Real Betis y su lastre con el gol
Las estadísticas lo dejan claro
Los de Manuel Pellegrini, cómo reconocía el propio entrenador antes del último partido ante el Rayo Vallecano, han pasado por varias fases en el primer tramo de la temporada. Comenzaron con una falta de producción ofensiva preocupante, pues en los primeros 9 partidos de Liga, hasta el gran derbi, los verdiblancos solo sumaron 8 tantos. Es decir, la media no sale a ni un gol por partido. Un dato crítico para un equipo que pelea por competiciones europeas pero que fue compensado por la buena defensa.
El gran rendimiento de Diego Llorente, consistente durante casi toda la primera vuelta, unido a una gran irrupción de Natan cuando Bartra todavía no estaba al 100% y continuada cuando el capitán catalán regresó con continuidad, permitieron a los béticos recibir solo 8 goles, es decir menos de un tanto por choque. Hasta ahí, se sumaron 12 de 27 puntos posibles.
Tras aquel derbi en el que los de Heliópolis cayeron ante el eterno rival, se han disputado otros nueve partidos del campeonato doméstico con un saldo de 13 goles a favor, o lo que es lo mismo, casi 1 gol y medio por partido donde antes no se llegaba a uno. Ahí se justifica la diferenciación de tramo que hacía su entrenador, asegurando que habían mejorado el acierto de cara a gol pero que, a su vez, el cerrojo de la defensa había disminuido su eficacia. Los 14 goles encajados por los ocho recibidos en el mismo numero de partido al comienzo así lo reflejan.
Por resumir y sacar una conclusión global de los 18 partidos que se llevan de LaLiga EA Sports, el Real Betis ha marcado 21 goles y ha recibido 22, lo cual da resultado a un balance negativo en lo goleador y a terminar ubicado en el noveno puesto de la clasificación a 5 puntos del objetivo de puestos europeos. En comparación con otros equipos, los sevillanos son los décimos en producción goleadora y los novenos que menos encajan.
Los datos no engañan y las sensaciones tampoco. En el último partido ante el Rayo Vallecano la totalidad de la afición verdiblanca salió del Benito Villamarín con gran frustración lamentando las numerosas ocasiones claras que desperdiciaron los suyos. Isco Alarcón y Gio Lo Celso son grandes creadores de fútbol, sí, pero si eso no se lleva al fondo de la red sirve de poco. Además, el argentino es el máximo goleador del equipo, lo que pone de manifiesto su condición de pilar fundamental para Pellegrini pero también deja en evidencia a los delanteros, los que verdaderamente tienen la tarea del gol en sus obligaciones.
Vitor Roque, siempre voluntarioso y aportando en otros aspectos, suma cuatro tantos en 18 partidos disputados, mientras que el 0 que arrastra Bakambu en diez envites lastra al equipo. Chimy Ávila ha sumado dos a la estadística por uno de Assane Diao, mientras que Juanmi o Aitor Ruibal no han visto puerta cuando han actuado como hombres más adelantados.
El lastre verdiblanco está claro y el mercado de fichajes de invierno parece una inmejorable oportunidad para cambiar una dinámica que no argumenta la intención del equipo para terminar la competición en puestos que den derecho a disputar competición europea la próxima campaña.