El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado íntegramente la sentencia de la Audiencia de Sevilla que absolvió al párroco de una parroquia ubicada en la capital hispalense que fue juzgado por presuntamente estafar distintas cantidades de dinero a una feligresa, al considerar el tribunal que no consta acreditado que, en este caso, el acusado se sirviera de artificio engañoso alguno para lograr que la denunciante le entregara el dinero.
En la sentencia, fechada el día 30 de marzo y difundida por la Oficina de Comunicación del Alto Tribunal andaluz, el TSJA desestima el recurso de apelación presentado por la Fiscalía contra la sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla que absolvió al párroco, identificado como M.Á.B.R., de 50 años, del delito de estafa por el que el Ministerio Público reclamó en el juicio cuatro años de cárcel, el pago de una multa de 3.000 euros y que indemnizara con un total de 68.000 euros a la denunciante.
La Audiencia de Sevilla consideró probado que, en el año 2016, el acusado era párroco de una parroquia localizada en la capital hispalense a la que acudía la denunciante como feligresa, de manera que «se fue estableciendo» entre ambos una relación «que trascendió de la relación párroco-feligresa, llegando a ser de amistad, casi familiar», en el marco de la cual el investigado «acudía con mucha frecuencia» al domicilio de dicha mujer, prestando a la misma asistencia en tareas cotidianas, como por ejemplo acompañarla a citas médicas.
En dichas circunstancias, el acusado pidió dinero prestado a la denunciante, quien accedió a ello en dos ocasiones, sin que fijara plazo para la devolución. De este modo, en la madrugada de un día no determinado de octubre de 2016, la mujer, creyendo sufrir una enfermedad grave, hizo llamar el encausado para que la confesara y diera la extremaunción.
Esa noche, la denunciante le dijo al acusado que cogiera de la caja fuerte el dinero que necesitara y que ya se lo devolvería, entregándole ella misma las llaves y proporcionándole las claves de la caja. Así, el acusado abrió dicha caja fuerte y cogió una cantidad de dinero cuya cuantía no ha quedado exactamente determinada.