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Carmen Giménez sobre Picasso y sus esculturas: «Las ocultaba porque son más difíciles de comprender para el público»

Este viernes se cumple un mes de la apertura al público de la exposición ‘Picasso escultor. Materia y cuerpo’ en el Museo Picasso Málaga (MPM), que reúne por primera vez en España una amplia y destacada colección de piezas escultóricas realizadas por el artista. La comisaria de la exposición, Carmen Giménez, opina que el genial creador nacido en Málaga mantuvo ocultas durante mucho tiempo gran parte de sus esculturas «porque la escultura es más difícil de comprender para el público».

La que también fue directora del MPM, pone de manifiesto que «Picasso es un gran escultor, igual que un gran pintor, solo que en España nunca se había mostrado esta faceta», y si bien señala que la escultura resulta «más árida» para el público, se muestra orgullosa de haber impulsado esta muestra en el espacio cultural de la ciudad natal de Picasso, donde se exhiben 61 esculturas realizadas entre 1909 y 1964, seleccionadas bajo la temática de materia y cuerpo.

‘Picasso escultor. Materia y cuerpo’ se exhibe en el Museo Picasso Málaga hasta el próximo 21 de septiembre organizada por el propio MPM y el Museo Guggenheim Bilbao, donde se disfrutará también en otoño. Forma parte del programa internacional ‘Celebración Picasso 1973-2023’ y está organizada con el apoyo del Musée national Picasso-Paris y la Comisión Nacional española para la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso, que cuenta con Telefónica como empresa colaboradora del programa español. La Fundación Bancaria Unicaja se une a esta celebración patrocinando la exposición en el MPM.

Al ser preguntada Giménez por cómo se concibió esta muestra, ella recuerda con admiración la exposición de la obra escultórica de Pablo Picasso que en 2016 se exhibió en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (Momma) –en la que se requirió de su colaboración– y cómo aquella exposición afrontaba diversas facetas de la creatividad escultórica del artista ordenadas cronológicamente. «Fue irrepetible», ha asegurado, a la vez que expresa su pena por el hecho de que no se pudiera disfrutar en España.

Reconoce que, además de aquella ocasión, otra influencia para impulsar una exposición en nuestro país sobre Picasso escultor fue su amigo Roberto Otero –amigo, a su vez, de Jacqueline Picasso–, «quien se quejaba de por qué España había reclamado para sí el Guernica, pero no La dama oferente –una escultura que acompañaba al célebre cuadro para la exposición de París de 1937–«.

Precisamente La dama oferente está entre las piezas que Carmen Giménez más destaca de esta muestra que se exhibe en Málaga, y de ella recuerda emocionada su llegada al MPM calificándola como «una diosa». Pero también apunta su admiración por otras de igual interés como La mujer del jardín, que realizó junto al popular escultor catalán Julio González, o la ‘frágil’ –está elaborada en yeso– El hombre del cordero.

La comisaria de ‘Picasso escultor. Materia y cuerpo’ ensalza, ante todo, la capacidad inventiva del genio en el campo de la escultura: «Picasso es un gran inventor y utiliza cualquier tipo de material que encuentra, todo lo que está a su mano. Es un inventor constante».

En este punto, Giménez sonríe al recordar la anécdota de la escultura que Picasso elaboró en hierro para dedicarla, a modo de homenaje y monumento funerario, a su amigo, el poeta y crítico de arte, Guillaume Apollinaire, que no fue del agrado del comité que recibió la propuesta y, por tanto, nunca llegó a estar en su tumba.

Es precisamente ahí donde, en opinión de esta experta en la vida y obra de Picasso, se sitúa el hecho de que el artista decidiera guardar u ocultar al gran público sus esculturas durante años, reservándolas para sus propios espacios privados y sin decidirse a comercializarlas.

De hecho, no fue hasta el año 1966, con motivo de su 85 aniversario, que el artista accedió a que muchas de las esculturas que tenía en su domicilio fueran contempladas en la exposición Hommage à Pablo Picasso en el Petit Palais de París. Esculturas que posteriormente viajaron a Londres y a Nueva York, mostrando y demostrando al mundo el talento del Picasso escultor.

En este sentido Giménez también recuerda y destaca las instantáneas que realizó el fotógrafo Brassaï del taller que Picasso tenía en su castillo de Boisgeloup: «Quedó fascinado y nos dejó esas maravillosas fotografías de las esculturas de Picasso, muchas de ellas blancas porque estaban hechas con yeso. Encontró un mundo que nadie esperaba».

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