CSIF Sevilla, a través de su sector de Empresas Públicas Estatales (EPE), ha alzado su voz en contra de la discriminación que enfrentan los trabajadores del turno de tarde en Correos debido a las altas temperaturas que azotan la provincia de Sevilla. La gestión de las alertas por calor ha llegado a un punto crítico: «Nos mandan a todos a la calle a repartir sin tener en cuenta el protocolo establecido en 2022 para enfrentar situaciones climáticas adversas», explica Antonio R. Venegas, delegado de CSIF Sevilla en Correos.
El año pasado, la empresa creó su primer protocolo de actuación para estas situaciones, un enfoque que tardó 28 años en implementarse desde la promulgación de la Ley 31/95 de prevención de riesgos laborales. Según Antonio R. Venegas, Correos está «ignorando por completo su propio reglamento, interpretándolo de la manera que mejor le conviene y exponiendo, sobre todo, a los trabajadores del turno de tarde a condiciones desafiantes cuando se declaran alertas climáticas por el Gobierno. Siempre terminamos trabajando en la calle, sin importar la temperatura ni los protocolos de la empresa».
Los trabajadores del turno de tarde no son de categoría inferior; se les reubica de un lugar a otro según las «necesidades», aunque en realidad esto se traduce en falta de previsión y organización, enfatiza el delegado de CSIF. Los líderes sindicales de CSIF han denunciado que, desde las últimas Elecciones Generales, se ha acumulado trabajo que Correos no había procesado, y este se suma a la carga diaria. Esto se traduce en cientos de notificaciones pendientes, todas dentro de plazos límite, porque surgen de la nada, lo mismo que la avalancha de paquetes.
La situación de los trabajadores se está volviendo insostenible, y al mismo tiempo, se ha instaurado un ambiente de miedo con vigilancia constante y amenazas de sanciones, además de decisiones arbitrarias y aleatorias.
A todo esto se añade la interpretación que Correos está dando a la nueva reforma laboral, lo que está afectando a la empresa en todos los aspectos. Es prácticamente imposible establecer contratos temporales, y los pocos que se firman tienen duraciones muy cortas. Por lo tanto, los compañeros de la bolsa de trabajo no tienen oportunidades y las unidades de trabajo están abrumadoramente cargadas. Aunque el volumen de envíos ha disminuido, lo que ha bajado aún más es la contratación, lo que se traduce en secciones más grandes, prisas, estrés laboral elevado y una peor calidad en el servicio.
