La debacle ante el Fútbol Club Barcelona en los octavos de final de la Copa del Rey deja al Real Betis muy herido, con problemas palpables y preocupantes que llevan a una necesidad imperiosa de buscar soluciones inmediatas. Ahora mismo ni la plantilla, ni Manuel Pellegrini, ni los dirigentes, están al nivel. Desde Haro y Catalán a Pellegrini, el Betis necesita soluciones ya
El barco ha perdido el norte y exige un cambio de rumbo urgente, en muchos aspectos. Para los que tenían alguna duda, la goleada recibida en Montjuic (5-1) se las disipó de un plumazo. La realidad futbolística bética no la reflejan ni siquiera los goles encajados, la manita pudieron ser siete si la tecnología no hubiera anulado dos tantos por motivos casi imperceptibles, sino las sensaciones del equipo. Nunca hubo opción de inquietar lo más mínimo a un equipo en un excelso estado de forma como son los azulgrana en estos momentos. Mayor motivo aún para que el aficionado esté tremendamente enfadado con su equipo, pues la única opción de intentar plantarle cara a los azulgrana, sabiendo ya lo que te vas a encontrar enfrente, es salir al menos con fuerza. Ni eso. A los tres minutos Gavi hizo el primero, y ya no hubo atisbo de reacción.
Ni cuando la ventaja en el marcador era mínima, ni tras el segundo, ni cuando anularon el 3-0 a Koundé justo antes de que el árbitro decretase el final de la primera parte, hecho que podía haber supuesto un alivio mental y permitido haberlo intentado al menos en el segundo acto. No fue el caso, y así fueron llegando el tercero, el cuarto y el quinto, con Vitor Roque transformando en la recta final un penalti provocado por el canterano Jesús Rodríguez, única figura salvable de toda la expedición verdiblanca a la ciudad condal.
La plantilla no estuvo a la altura, y el nivel de algunos jugadores es paupérrimo, siendo algunas actitudes aún peores. En la primera parte de esto, hay que exculpar a Pellegrini y mirar hacia los dirigentes y la dirección deportiva. No ver una devaluación de la plantilla es querer hacerse trampas al solitario. Lo que se ha marchado era bueno e importante y lo que ha venido, salvo Lo Celso, no funciona ni rinde como debería. Por supuesto, los jugadores tienen mucha culpa como profesionales que son y responsables de su rendimiento, pero es evidente que la salida de buenos futbolistas y el no reemplazo de los mismos habla de una mala gestión. Ya sea económica por medir mal las cuentas o deportiva por no acertar en los nombres, pero mala gestión.
En la segunda parte, referente a las actitudes y dando por hecho que cada futbolista es responsable de la suya, cuando hay tantos futbolistas en un rendimiento bajo y transmitiendo una sensación cuestionable, el entrenador tiene responsabilidad. El mensaje de Pellegrini no llega igual que antes, y la principal duda está en saber si el entrenador tiene fuerza aún para revertir eso. Es historia viva del Real Betis Balompié, uno de sus técnicos más laureados, pero ahora parece que se enfrenta a su reto más difícil: Darle la vuelta a una situación que parece estar al límite con un hastío relevante en todas las partes.
Si alguien puede hacerlo, es El Ingeniero, pero tiene que reflexionar profundamente y darle una vuelta de tuerca importante al equipo. Se necesita un impulso nuevo y, por qué no, un movimiento futbolístico. El equipo no está rindiendo como debería. Ahí todavía hay soluciones y los problemas se pueden revertir, con los objetivos de Liga y europeos todavía vigentes. Eso sí, para que llegue ese cambio, los dirigentes deben abrir la mano e invertir en este mercado de fichajes invernal. Deben ayudar a Pellegrini.
Encargar la tarea a la dirección deportiva de que busque un delantero y acierte es lícito, pero hay que darle un margen económico suficiente para intentar obtener una mínima garantía de acceso a buenos futbolistas. Es lícito que Haro y Catalán quieran recuperar dinero de lo invertido con lo obtenido de las recientes ventas y llenar una caja vacía, pero tienen la obligación de invertir lo que el equipo requiera para que el proyecto no se caiga. Se presupuestaron semifinales de UEFA Conference League, con el Chelsea en el horizonte antes de esa ronda, y no entrar en puestos europeos vía Liga sería un fracaso deportivo que afectaría en lo económico. No hay otra opción.
El Real Betis necesita soluciones urgentes, y todavía se está a tiempo de llevarlas a cabo.
