En el Sevilla Fútbol Club hay numerosas tareas que solventar las cuales conllevan preocupaciones, especialmente en estas fechas cuando el año toca a su fin y se acerca una nueva Junta General de Accionistas, pero en lo referente a lo deportivo hay una por encima de todas con nombre y apellidos: Isaac Romero.
«Si la pelotita entra, cambia todo«. Frase manida, a más no poder, que se puede escuchar y leer repetidamente cuando hacemos referencia a una situación en un equipo de fútbol que entraña cierta dificultad. En Nervión, estas palabras han sido un lema recurrente en los últimos tiempos. En demasiadas ocasiones, lo cual quizá sea un indicativo de los numerosos problemas de la entidad en los últimos tiempos, a pesar de ser un argumento cierto.
Porque la realidad es que los que tiran de ese argumento tienen razón, tanto si es para defenderse de lo que se ha hecho mal y aseguran que la situación no es tan negativa como se pinta porque sólo con goles y victorias la opinión sería diferente. Como para los que saben que la gestión es negativa, pero que metiendo la pelota en la portería a los aficionados se le olvidan los problemas. Y en ambos bandos se argumenta la preocupación en el Sevilla FC.
Porque había un hombre llamado a ser el encargado de cumplir esa misión. Un canterano de Lebrija cuya irrupción en el equipo fue una sorpresa para muchos, en mayor medida incluso para los que preferían fichar otro jugador y tuvieron que apostar por Isaac Romero casi por obligación. Pero la eclosión llegó a base de goles, de empuje, de carisma, de recuperar la esencia de una cantera que asiduamente ha dado enormes futbolistas. Y el nivel futbolístico llegó hasta tal punto que hace tan solo unos meses era una de las sensaciones de La Liga y algunos pedían su convocatoria para la Selección Nacional de Luis de la Fuente.
Por todo ello, en las altas esferas sevillistas inquieta de manera importante el descenso de su nivel y el momento actual. Porque hacen por entender y se argumentan que Iheanacho, cuya incorporación supone sin duda el fiasco del verano, puede tener la excusa de la falta de confianza del entrenador, la dificultad para coger ritmo, el idioma…Factores banales para algunos, sí, pero los dirigentes explican en eso parte de su mal rendimiento.
Sin embargo, Isaac cuenta con el beneplácito total de García Pimienta, con los galones de liderazgo que muchos futbolistas desearían, con la continuidad a pesar de que los goles no lleguen…y ahí es donde ven el problema porque no saben cómo remontar la situación. A estas alturas de la temporada y a un mes y medio vista de que se abra la próxima ventana de fichajes, la esperanza es que la pelotita entre y cambien las cosas. Que Isaac Romero vea puerta más pronto que tarde y todos los fantasmas que sobrevuelan al jugador y la preocupación en los dirigentes se esfume con lo que más necesita el Sevilla Fútbol Club, sus goles.