Dado que este miércoles 26 de abril se cumplen cien años del descubrimiento de los célebres «candelabros» de oro de Lebrija, labrados al estilo orientalizante entre los siglos VIII y VII antes de nuestra era (a.n.e.) y relacionados con el yacimiento tartesio delimitado en dicha localidad sevillana, el Ayuntamiento de la misma ha invitado a conocer «de primera mano» estas «excepcionales» piezas arqueológicas, de las que su casa de la cultura expone una réplica.
Agustina Quirós, técnica de Patrimonio Histórico y Arqueológico del Ayuntamiento de Lebrija, ha explicado a Europa Press que estas seis piezas de oro, datadas entre los siglos VIII y VII previos a la era actual, fueron descubiertas el 26 de abril de 1923 por unos trabajadores en el enclave de Lebrija conocido como Higueras del Pintado, «durante la excavación de unas fosas para obtener arcillas para la alfarería local».
En 1926, las citadas piezas fueron adquiridas por el Estado para su exposición en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, al que siguen adscritas.
SU VERDADERA FUNCIÓN
Aunque las piezas fuesen calificadas popularmente como «candelabros» por su similitud con tales objetos del mobiliario doméstico, una denominación que ha sobrevivido en la memoria colectiva a lo largo de las décadas, Agustina Quirós ha expuesto que «la mayoría» de los investigadores considera que se trata de «objetos» rituales «vinculados con un edificio de carácter religioso o un santuario, perteneciente al asentamiento tartesio de Lebrija».
Según la ficha del Ministerio de Cultura correspondiente a este conjunto áureo, las piezas constituirían una representación anicónica, a modo de betilos, de una divinidad de origen fenicio cuyo emblema sería un árbol.
Según Agustina Quirós, la «gran importancia» de estas piezas en materia de investigación científica reside en que no sólo reflejan que la antigua cultura tartesia gozaba de «un gran desarrollo en la fabricación de objetos de prestigio con aplicación en el ámbito religioso», sino que además «apuntan a que es posible» que dicha cultura tuviese una «muy relevante» presencia en el territorio que actualmente corresponde al término municipal de Lebrija.
Estas piezas de valiosa orfebrería estarían así relacionadas con algún tipo de recinto religioso cuyos vestigios arquitectónicos podrían descansar en el subsuelo del entorno de los promontorios que anteceden a la ladera del cerro del antiguo castillo de Lebrija, zona en la que en 1923 fue descubierto este conjunto de objetos votivos.
EL YACIMIENTO PROTOHISTÓRICO DE LEBRIJA
A los pies de la ladera del cerro del castillo se extienden precisamente los terrenos identificados con relación al yacimiento protohistórico de Lebrija.
Mientras las piezas originales siguen en poder del Estado, Agustina Quirós ha recordado que la sala tartesia de la casa de la cultura de Lebrija muestra una réplica de las mismas, encargada en 2006 por el propio Ayuntamiento con la autorización del Ministerio de Cultura y del Museo Arqueológico Nacional, tratándose de unas copias realizadas en una aleación de latón, cinc y cobre con un baño de oro.
Una visita a dicha sala, según ha destacado, constituye una gran oportunidad para «conocer de primera mano» estas «piezas arqueológicas excepcionales» y cosechar información sobre su «contexto y características», gracias a recursos audiovisuales y otros elementos para la «interpretación» de este fastuoso conjunto áureo.