Es un todo o nada. No hay más. Por su contenido, por su forma y por su contexto. La renovación de Xavier García Pimienta con el Sevilla Fútbol Club hasta 2027 es una decisión definitoria para el actual consejo de administración de la entidad, para su director deportivo, Víctor Orta, y por encima de todo para el presidente, José María Del Nido Carrasco. Para bien o para mal. Pero no habrá medias tintas. Genialidad valiente o desastre condenatorio para los dirigentes sin ninguna excusa. Opinión: Puerta Grande o enfermería.
Vaya por delante que, ni me lo esperaba, como el 99’9% de los aficionados sevillistas y al fútbol en general, ni estoy de acuerdo con ella. Porque no hay argumentos para defender una prolongación de contrato del actual entrenador del Sevilla. Porque la forma de anunciarlo tampoco parece la más adecuada y sensata en una entidad que ha sido modélica, o al menos seria y triunfal, durante muchos de los últimos 20 años y que en los últimos cursos se ha convertido en un club en el que cada día puede pasar algo más extraño e inesperado que el anterior. Y no creo que eso sea algo positivo ni de lo que estar orgulloso.
Sin embargo, desde que recibí atónito la noticia durante la emisión en directo del Grada 101 post Sevilla FC-Valladolid, intento reflexionar desde el punto de vista de los dirigentes sevillistas y, sobre todo, del presidente. Y sin compartir su decisión, lo puedo llegar a entender.
La situación en Nervión es límite. El clima social es tremendamente tenso, irreversible para algunos pero no para el Del Nido Carrasco que, a pesar de la situación económica tan delicada del club, a pesar de los deficientes resultados y a pesar de la presión de una gran parte de la afición solicitando su marcha, todavía cree que se le puede dar la vuelta a esto. Que puede encauzar su proyecto en Nervión, y ahí es el único escenario donde le entiendo.
La situación es límite y entiende que tiene que dar un golpe de efecto, una decisión del máximo riesgo. Una apuesta con todas las fichas al 0, que si sale bien pueda revertir todos o la mayoría de errores pasados. Y es valiente, eso sin duda, aunque también imprudente y temeraria.
Pero lo que también es, sin ninguna duda, es definitoria. Es un all in, y ahí no hay vuelta atrás. La situación es demasiado extrema como para que haya otra oportunidad. Se han pagado demasiados finiquitos y se han vivido demasiados episodios dañinos para el Sevilla Fútbol Club con entrenadores en esta última etapa. Si hay que despedir a García Pimienta antes de tiempo porque el coche no termine de arrancar, porque aún no lo ha hecho, no habrá excusas sobre cláusulas liberatorias o argucias por las que al club no le suponga un desembolso económico y tenga un argumento. Si no sale bien esta apuesta por García Pimienta, el crédito del actual consejo de administración, del director deportivo, y del actual presidente, se habrá acabado definitivamente.
Opinión: Puerta Grande o enfermería.