Ana Bella y Efigenia han sufrido violencia de género durante años. Ambas aseguran que jamás nadie volverá a callarlas. Hoy, sus historias son dos de las protagonistas de la nueva campaña de la Junta de Andalucía con motivo del 25N, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género. En esta ocasión lleva por lema «Vidas que cambian vidas».
«Mi marido me decía que me pegaba porque me quería»
Sus testimonios han formado parte de un experimento social. Han invitado a personas que pasaban por la calle a una sala de cine para ver el vídeo sin decirles nada acerca de su contenido. Ya dentro de la sala, en la pantalla veían el testimonio de Ana Bella y de Efigenia. Claro que nadie imaginaría que junto a ellos, entre la oscuridad de la sala de cine, estarían sentadas las dos protagonistas. «Cuando se dan cuenta de que estás ahí y se giran, te abrazan y muchos lloran. A mí me gustó mucho la experiencia», cuenta Efigenia.
Son mujeres valientes que ahora aprovechan sus historias para ayudar a aquellas que lo necesitan. «Yo hace 23 años jamás pensé que mi foto estaría en el póster de ese teléfono porque yo vi por primera vez ese número en un centro de salud», explica Ana Bella. Se refiere al cartel de la campaña, encabezado por el 900 200 999, el teléfono andaluz de atención a las mujeres. Este año, lo protagoniza Ana Bella fundida en un abrazo. Su testimonio es rompedor: «Mi marido me decía que me pegaba porque me quería. Durante once años fui maltratada y nadie me ayudó. Nadie se dio cuenta de lo que me estaba pasando, pero ni siquiera yo misma», nos cuenta.
La consejera de Igualdad, Loles López, ha presentado la campaña y ha ido algo más allá: «Es una forma de remover conciencia y decir que esta realidad sigue pasando. En esto debemos estar todos implicados». Y es que asegura que cuando nos remueven la conciencia somos capaces de empatizar y de darnos cuenta de que hay valientes que nos necesitan a todos. Esta campaña, explica, es un abrazo a todas las mujeres para recordarles que en Andalucía existen recursos y que, por supuesto, nunca estarán solas.
